El tema de la crítica resulta bastante espinoso al hablar de cine gay. Pero creo que en este trabajo es algo que voy a tener que incluir, aunque sea para señalar que el problema existe.
Como he mencionado alguna vez, no parece ser una prioridad en los medios de cultura gay en este país. No hay libros de cine y homosexualidad hechos aquí (en los países anglosajones los hay a patadas). Pocos críticos respetados se atreven a tocar el tema (tengo planeado contactar a críticos gays para mi proyecto, así que si alguien puede orientarme se lo agradeceré: a juzgar por sus escritos, tiendo a ver a los críticos de cine que son gays como gente que no estaría nada de acuerdo con mi propuesta inicial de que ser gay afecta al modo en que vemos cine).
Por otra parte, si hablamos de publicaciones especializadas, sin duda en Fotogramas varios de los críticos clave de la revista son gays (alguno de los de toda la vida, creo, por ejemplo, que llegó a salir por la tele), aunque curiosamente permanecen bastante armarizados en sus críticas y comentarios. Esto apuntaría a que ser gay no tiene nada que ver con los gustos cinematográficos de uno. Me resulta, como mínimo chocante. Me parece más lógico pensar que hacen un esfuerzo por ser “neutros” en esta cuestión.
Unas cuantas curiosidades que tienen que ver con la crítica en este país. Cuando uno estudia la trayectoria de críticos gays en los setenta y los ochenta rara vez hablaban de películas gays. Por ejemplo, las críticas de Querelle en las revistas especializadas estaban a cargo de gente bastante homófoba. Por supuesto mi información al respecto es limitada. Es una impresión basada en, por el momento, poca evidencia. Es más: uno de los críticos menos homófobos que conozco es José Luis Téllez (que no era realmente crítico de cine) y, para mi sorpresa, supe recientemente que era hetero. Esto me pasa por asumir desde el estereotipo. Mención aparte merece el muy admirable Antonio Albert, el único crítico que ha escrito para medios no especializados al que no le ha importado soltar alguna “pluma” (simbólica) ocasionalmente. Por lo demás, el “establishment” crítico en este país, gay y hetero, como muestra cualquier revisión de las hemerotecas es bastante homófobo en el sentido que parecen malhumorarse con imágenes positivas de lo gay. Si leemos críticas tempranas a Almodóvar (en la primera mitad de los ochenta), vemos cómo hay insinuaciones de bastante mal gusto por parte del crítico (por ejemplo en Dirigido por). Yo recuerdo homofobia soterrada en La Cartelera Turia, de Valencia, en los ochenta, a pesar de que uno de sus colaboradores de entonces es gay (y hoy cineasta). No sé si la cosa cambió. En general, nuestros críticos tienden a carecer de sentido del humor y no tienen ni idea de lo que es camp. Pero vamos, ni idea.
Por último, a juzgar por los cuestionarios que llevo leídos, son los propios gays los que tienden a negar que ser gay tenga mucho que ver con los gustos cinematográficos, aunque la lógica y la evidencia sugiera lo contrario. Hmmm.
Continuará.
Y la pregunta: ¿Tenéis la misma impresión que yo? ¿Opiniones fuertes sobre el ejercicio de la crítica en este país? Me interesa en especial algún recuerdo que tengáis de homofobia o homoerotismo en críticas de los ochenta o los setenta. ¿Leíais críticas de cine? ¿Encontrabais lenguaje homófobo en ellas?
he visto poquísimos Fotogramas de los 70, y retrospectivamente, pero sí que eran totales, junior y juan ribó en calzancillos (y tony isbert? o fue fruto de mi imaginación), esperanza roy diciendo que se fumaba un porrito de vez en cuando para relajarse, mediostriptease de amparo soler leal!!!.>era maravillosa; camp, kitsch… el concepto criptogay se me escapa, un día podías explicarlo.>saludos.
LikeLike
Creo que cuando hablamos de criptogay nos referimos exactamente a lo que mencionas: son imágenes que nos huelen a gays, que pensamos concebidas por gays pero que no “dicen” ser gays. Escurridiza la explicación. En Fotogramas no había nadie hablando desde una perspectiva explícitamente gay (con la excepción de Moix), pero supongo que los gays del momento “entenderían” que lo eran.
LikeLike
Pues yo a Carlos Boyero le leo siempre (y mira que soy sensible a la homofobia) y jamás me he sentido ofendido. Sin buscar demasiado, te pongo algunas opiniones suyas:>>“Un homosexual puede sentir hacia su hijo adoptivo el mismo amor y protección que un heterosexual. Conozco a mucha gente traumada por sus padres y sus madres. Démosle la oportunidad a las parejas homosexuales de que puedan ejercer de padres”>>“Yo creo que compensa siempre el amor, aunque haya que pagar casi siempre una factura por él. Para mí es el estado ideal, cuando me siento vivo. El resto sólo es supervivencia. Qué triste es la historia de “Brokeback Mountain”. Qué patético que sólo te quede el olor de las camisas del ser que has perdido, no haber sido feliz y sincero por temor a las convenciones, por preservar una imagen falsa en un mundo cerril. En el entrecortado y lacerante “te juro…” del desolado protagonista yo siento que también se me escapa una lágrima, se me pone un nudo en la garganta.”>>>“¿Que le parece lo del Sacerdote Gay?. >Todo lo que sea meterle un dedo en el ojo al ancestralmente hipócrita Iglesia católica me parece justo, razonable y necesario. “
LikeLike
Y en cuanto a Antonio Albert, su sección de películas “recomendadas” para ver en la tele en El País durante años merece ser recopilada y publicada porque fue estupenda.>>No paraba de hablar de testosterona, homoerotismo, homosexualidad encubierta, etc. en cualquier película de esas de sobremesa.
LikeLike
Gracias por la evidencia sobre Boyero. Como digo hablaba por algún comentario puntual (no seguí la prensa española durante años) y está bien tocar tierra.>>Un saludo
LikeLike
gracias a serrano por las referencias de boyero.
LikeLike